Mi día había estado fatal y la discución con mamá no había mejorado nada. Lo mejor ssería tranquilizarme en la playa, un lugar tranquilo por las tardes para observar la puesta del sol. Suspiré quedamente y acomodé un mechón mi cabello mientras caminaba por la arena con la vista clavada en el mar. De vez en cuando pasaba frente a algúna que otra pareja besándose. La brisa era agradable pero alborotaba mis cabellos, algo que no me gustaba. Carca, pude ver una figura que caminaba escalza por la suave arena, me parecía familiar, asi que me acerqué hasta ella para descubrir a Riannah. Rodé los ojos, puse una sonrisa falsa y caminé a la par de ella.
-Hola-
Murmuré para no estropear el agradable silencio que reinaba el lugar.